Debemos considerar a la crítica como un espacio de intervención conceptual sobre los sentidos de la intertextualidad del cuerpo y sus representaciones artísticas a través y a partir de las tecnologías avanzadas; pero además, exponer la razón de pensar al propio cuerpo y sus posibilidades expresivas como lenguaje crítico posible.
Los trabajos artísticos que involucran al cuerpo en primer plano, en general tienen la doble condición de ser obra y proceso, y de constituirse en efímero en el tiempo, siendo la capacidad técnica de la cámara de captura de foto o video aquella que guarda registro del arte pronunciado.
Entonces, el arte concebido como proceso solo puede ser visible en el acto artístico en sí mismo, y la captación del momento se transforma en figuración de la obra, que a su vez se convierte en arte bajo otro signo de registro.
Sin embargo, con la incorporación de las tecnologías de la imagen a los escenarios propuestos para la expresividad corporal bajo sus diversas formas comunicacionales, se propone un diálogo entre lo físico y lo virtual en la totalidad de la puesta artística.
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Los desarrollos tecnológicos, en la actividad artística sugieren un importante cambio cultural a partir de la aparición de un nuevo paradigma, que reconfigura la relación entre lo físico y lo virtual, originando márgenes ambiguas entre uno y otro, y sobre esa indeterminación, se diseñan, se conforman, ciertas búsquedas y hallazgos estéticos. |
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(Ceriani, 2012: 117) |
En los últimos años, el arte interactivo, el video, la performance, la danza, la música, la pintura y el teatro se complementan en espectáculos que rompen las lógicas de disciplinas centradas sobre sí mismas, para generar una búsqueda donde la intertextualidad y la intercorporalidad se expresan en escenarios y pantallas.
La crítica debe observar el fenómeno en toda su complejidad, comprender que el cuerpo y la imagen de sí se tornan centrales para las problemáticas donde el arte es el resultado de la exposición de todos los niveles sensoriales del ser humano.