1.2.4. Tapa − Cover
En este y en el próximo subapartado se presentan y analizan aquellos elementos del texto académico que aportan información sobre el mismo y que, en primera instancia, sitúan al lector en el contexto de la lectura en cuanto al tema central y subtemas desarrollados en el texto.
Se expresa en primera instancia ya que los mismos deberían ser abordados antes de la lectura de cualquiera de las partes principales mencionadas en el apartado anterior, es decir, la introducción, el cuerpo o la conclusión.
En otras palabras, los elementos analizados a continuación deberían ser los primeros en abordarse porque caracterizan al texto de forma general guiando al lector en cuanto a la forma en que abordará su lectura.
Estos elementos son: la tapa, los índices, los glosarios y los datos de publicación. Los mismos forman parte de lo que Maite Alvarado (2006) clasifica como paratextos. Alvarado comienza su libro El paratexto citando un fragmento de Jean, Hébrard quién afirma que:
“Antes de ser un texto el libro es, para el lector, una cubierta, un título, una puesta en páginas, una división en párrafos y en capítulos, una sucesión de subtítulos eventualmente jerarquizados, una tabla de cursos, un índice, etc., y, desde luego, un conjunto de letras separadas por blancos. En síntesis, un libro es ante todo un proceso multiforme de espacialización del mensaje que se propone a la actividad de sus lectores.” | |
Hébrard, 1983:70 citado por ALVARADO, 2006:14) |
Esta cita muestra cómo ciertos elementos estructurales del texto aportan a la concepción general del mismo situando al lector en el contexto de lectura.
Ahora bien, el primer elemento que el lector encuentra al tomar un libro de texto es su tapa o portada. La misma forma parte de lo que Alvarado (2006) clasifica y describe como un paratexto editorial. La autora destaca:
“La tapa impresa -que se remonta apenas a principios del siglo XIX- lleva tres menciones obligatorias: el nombre del autor, el título de la obra y el sello editorial, a los que puede agregarse, de haberlo, el sello de colección. Aparte de estos elementos de tapa, el paratexto editorial verbal ocupa en general la contratapa, la solapa, las primeras y las últimas páginas.” | |
(Alvarado, 2006:36) |
Si bien la función principal del paratexto editorial es apelativa, ya que intenta atrapar el interés del público por la obra, en el texto académico el título que aparece en la tapa o portada refleja el tema general del mismo. Sobre esto, Maite Alvarado (2006) sostiene que:
"Para el lector, el título, en general, es la primera clave del contenido del libro, por lo que − junto con la ilustración de tapa y el sello de colección− constituye el disparador de sus primeras conjeturas [...] [...] Según Genette, el título tiene tres funciones: 1) identificar la obra, 2) designar su contenido, 3) atraer al público. No necesariamente están las tres presentes a la vez; y sólo la primera es obligatoria, ya que la función principal de un título es la de nombrar la obra. El título puede no ser atractivo, e incluso puede no guardar relación con el contenido del texto, pero siempre será el modo de identificarlo. Según el género de la obra y el público al que se dirija, desde luego, el título puede variar su función: los títulos de obras literarias buscan atraer más que los de obras teóricas o científicas, que suelen privilegiar la claridad a la originalidad. [...] En una primera clasificación de los títulos, Genette distingue los que designan el contenido o tema del texto… de los que indican el género." |
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(Alvarado, 1999:46-47) |
Tapa de un texto académico - Book cover |
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Macroeconomía de Michael Parking. Octava Edición. La portada presenta un título general, el autor, la edición y editorial. Fuente: Parkin, M (2008). "Macroeconomics". Pearson Education Inc. Boston |