La materia prima para la producción de sonomontajes son todos los sonidos que puedan ser grabados. Para organizar un relato sonoro es necesario poder tipificar y clasificar la materia sonora, de manera tal que nos permita aplicar criterios de relación entre dos o más sonidos. Cabe aclarar que la clasificación propuesta no es la única posible y es factible trabajar con tipificaciones más simples o complejas.
Una primera discriminación del total sonoro es clasificar los sonidos según el tipo de fuente que los produce (Saitta, 2002):
Los sonidos de la naturaleza constituyen todos aquellos en los que el hombre no
interviene en su producción. En este grupo incluimos los sonidos de los animales
o fenómenos naturales, viento, lluvia, etcétera.
Los sonidos del habla, son considerados un grupo en sí mismo, debido a su importancia
comunicacional. Generalmente portan mensajes lingüísticos.
Los sonidos musicales son todos los generados por instrumentos musicales.
Los sonidos de artefactos son todos los generados por distintas fuentes fabricadas
por el hombre.
Según Saitta (2002), los sonidos portan diferentes niveles de información sonora que son determinantes en la comunicación.
Nivel semántico
Este nivel de información corresponde al poder evocador que predomina en muchos
sonidos. Este poder es dependiente de la experiencia auditiva previa del
receptor y permite dar cuenta de la relación causa-efecto de la que el sonido
forma parte.
Tomemos como ejemplo el sonido de unos pasos.
Cuando escuchamos el sonido y no vemos la acción que lo genera, en primer lugar, identificamos la fuente sonora: una persona moviéndose. Luego, basándonos en diferentes cualidades sonoras podemos inferir el tipo de acción, una persona caminando y la velocidad con la que camina. También podemos reconocer, apreciando el balance espectral del sonido, el tipo de calzado (tacos altos, bajos, suela de goma, etc.) y el tipo de piso (madera, cemento, etc.). La información espacial del sonido y su evolución dinámica nos permite evaluar si la persona se acerca o aleja y si se encuentra en un espacio abierto o cerrado, etcétera.
El nivel semántico de la información sonora puede ser enorme y para receptores
con entrenamiento auditivo se podría realizar una tipificación muy detallada. Sin
embargo, para la producción de sonomontajes, nos alcanza la siguiente clasificación,
basada en el grado de poder evocador del sonido:
Esta clasificación es claramente subjetiva, ya que está directamente relacionada
con la experiencia auditiva previa del receptor, pero al ser tan simple (alta, media,
baja) probablemente funcione razonablemente bien para integrantes de un
mismo grupo social.
Se podría decir que las secuencias sonoras que utilizan sonidos con alto poder evocativo propician un tipo de escucha denominada causal, Shaeffer (1988).
Nivel acústico
Este nivel de información es determinante del nivel semántico y se corresponde
con las características y estructura interna del sonido.
Utilizaremos la siguiente clasificación, basada en el trabajo realizado en la Unidad 3:
Se podría decir que las secuencias sonoras que utilizan sonidos con bajo poder evocativo propician un tipo de escucha denominada reducida, Shaeffer (1988).
La clasificación del material sonoro, abordada en esta unidad, nos permite organizar un cuadro de doble entrada con el que podemos clasificar la materia prima a utilizar en un sonomontaje. Este cuadro, facilita encontrar rápidamente, relaciones de semejanza o desigualdad, en una o varias de las dimensiones de la clasificación.