Las primeras experiencias significativas que vinculan a la tecnología electrónica con la música tienen lugar a fines de
la década de 1940. Entre ellas, se destacan las creaciones sonoras producidas por Pierre Schaeffer en Francia, a partir
del uso de cintas magnetofónicas para la transformación y reproducción de objetos sonoros. A este género musical,
conocido como musique concrète, se contrapone luego el de la elektronische musik, con base en la síntesis de sonidos
complejos a partir de la combinación de sonidos puros. La música electrónica encuentra su origen en Alemania, y
cuenta con el compositor Karlheinz Stockhausen como principal exponente.
Por otro parte, surge en la década de 1950, en Estados Unidos, la generación de sonido y música mediante la utilización
de las primeras computadoras. Donde Max Mathews crea en los laboratorios de la empresa Bell Telephone el
lenguaje Music I, considerado actualmente como el punto de partida de todos los entornos de síntesis y procesamiento
de sonido actuales utilizados en computer music. También en esos momentos, Lejaren Hiller alcanzó sus primeros
logros en el campo de la composición algorítmica asistida por computadora, en la Universidad de Illinois. El legado
de estos y otros pioneros ha guiado el desarrollo de diversos lenguajes y aplicaciones destinadas al tratamiento del
sonido y la música con medios tecnológicos.
Los desarrollos continuaron, pero es a partir de la década de 1990 que las computadoras alcanzan una rapidez de
cálculo tal que permiten la generación y procesamiento del sonido en tiempo real. La interacción entre instrumentos
musicales tradicionales y sonidos grabados, propia de las técnicas mixtas, se ve potenciada de manera notable, dando
lugar a nuevas formas de expresión.
El crecimiento sostenido de las capacidades de procesamiento de la información, sumado a las posibilidades de vinculación
entre dispositivos, da lugar hoy al procesamiento conjunto de imagen y sonido en tiempo real, y a la intervención
tanto de intérpretes como de espectadores en el desarrollo de la obra artística, ya sea de forma presencial
o mediante redes de comunicación. Los géneros se multiplican y se plantean nuevos desafíos que requieren de la
investigación en distintos campos de conocimiento para materializarse.